martes, 29 de junio de 2010

3 - QUERENCIA.




Me hice el propósito de no leer las noticias de mi otro país, España, y así estoy sentado contemplando la pantalla y viendo los iconos que se apelotonan sobre eso que llaman salvapantallas. No me decido. Si leo, aunque sea los titulares, me cabreo. Si no lo hago me entra un come-come, un regomello que me dura todo el día. Como si saliera a la calle sin calzoncillos.

A veces me he tirado varios meses ignorando olímpicamente esa parte de mi alma y mi cuerpo que se quedó allí aletargada en el blanco y negro de lo que pudo haber sido y no fue. O de lo que fue unas veces para bien y muchas otras para mal.

Pero por montañas de vendas y apósitos espirituales que me aplique, por muchos pediluvios sumergiendo las llagas en la palangana de la nostalgia siempre estoy a punto de llamar a urgencias ¡Ay! ¡ay!

Bueno, al final siempre vuelvo al redil de los podcasts para comprobar que nada cambia. Que los mismos impresentables siguen representando, que el mismo espíritu artero, mezcla de astucia e ineptitud sigue ocupando los escaños del poder, del relumbrón y de la fama.

Así que me pongo a mirar el tiempo que hace: veintiséis grados, mínima de once. Es la primavera. Total, como dice Julio Iglesias: “…la vida sigue igual…”

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