lunes, 10 de enero de 2011

50 – LA HERENCIA DEL TERROR Y EL DESEO.



Qué nos pasa. Se pregunta el hombre que completa el círculo vital de cada día levantándose de entre unas sábadas que apenas permanecen calientes desde el sueño nocturno poblado de fantasmas a las horas grises de un amanecer constante, turbio, carente de sentido que levanta como autómatas a un género humano arrogante y débil programado en la inercia de los días repetidos.

Qué nos pasa. Después de tantos siglos de luchar contra la amenaza o el deseo de la muerte, de dirimir desavenencias en la identificación de los otros, de establecer territorios protegidos de saber, de esperanzas por trascender más allá de nuestras necesidades perentorias a través de un entramado pretendidamente lógico que nos conduzca a la particular parcela de lo eterno donde también se han creado bulas y prebendas cuidadosamente establecidas desde este ministerio de funcionarios terrenales.

Al final, imperceptiblemente, en la erosión de cada día, se desmoronan las ilusiones creando una profunda inapetencia por mantener los valores que a trancas y barrancas sostienen el mito de los logros humanos.

A la postre todo nos sigue igualando al primer hombre que tembloroso se cobijaba al fondo de la cueva tratando de postergar las amenazas de todos aquellos que permanecían a la intemperie, menos inteligentes pero más dotados para sobrevivir en el frío y la oscuridad esperando a que el humano en un descuido se pusiese al alcance de sus fauces. Sólo nos queda la herencia del terror y el deseo. Qué nos pasa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario